martes, 9 de febrero de 2010

Persuasión de masas - Proyecto BitBlio (II)


-       Persuasión de masas. (José Luis León)



  1. 1.4 - Qué ocurre con la credibilidad al cabo del tiempo. El efecto letargo.

  2. 5.5 - El recurso de la distracción.

  3. 5.6.3 - La falsedad de las afirmaciones incompletas.

  4. 5.6.5 - La desinformación.

  5. 14.3.1 - Teoría de la acción razonada.

  6. 14.3.2 - Teoría de la autojustificación.

  7. 16.1 - Teoría psicoanalítica.

  8. 16.2 - Teorías neofreudianas basadas en la relación social.


El mensaje que se emite, se disocia del emisor con el tiempo, y lo que al principio puede ser considerado como negativo (por un emisor poco creíble) poco a poco va tomando consciencia y haciéndose más creíble, de igual forma que un emisor muy creíble hará empeorar el mensaje una vez desasociado. La desinformación trata de hacer dudar, más que de engañar al contrario, y la distracción en el mensaje puede tener consecuencias positivas si el mensaje es sencillo, ya que sino se olvida fácilmente, por muy perceptivamente que entre en el sujeto.

Consumimos basándonos en la valoración personal que le damos al producto y a la valoración con la que relacionamos al producto con nuestra persona, vía terceros, es decir, como nos ven los demás. Consumimos por nosotros mismos, para igualarnos a los demás, y para superarlos.

Además, el hecho de consumir un producto poco diferenciado, del que no podríamos, a priori racionalizar su compra, hace que nos autojustifiquemos en su compra, realizando y creando unas creencias a posteriori, y no al revés, como sería lo normal.

La teoría freudiana tiene una parte muy ligada (después claro), al marketing. El uso potencial sexual, o el hecho de mantener constantemente algunos temas constantemente repetidos (como la superioridad) se deben a estudios psicológicos centrados en lo que las personas quieren (y pueden conseguir con el producto).

Rápidamente, Freud divide la psique en tres, el “ello” que es la parte impulsiva del hombre, el “yo” que es la parte racional, y el “superyo”, que es la parte embutida en la sociedad y en las creencias impartidas desde pequeño, que asumimos como ciertas y racionales sin pararnos a pensar en ellas.

En cuanto a las relaciones sociales (estudios postfreudianos), dividen la población en tres tipos: los condescendientes (que necesitan ser apreciados), los agresivos (que desean ser superiores) y los independientes (que van por libre).

Todas estas diferencias poblacionales aluden a las diferentes propuestas publicitarias, que inciden en los deseos y formas de ser, utilizando la ciencia para vender más.

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