viernes, 20 de noviembre de 2009

La verdad y la verdad y la mentira y la verdad

Yo siempre he creído que digas lo que digas, aunque sea la mentira más estrafalaria que puedas imaginarte, siempre habrá gente que te crea y te siga.

No existe rigor económico, no existe respeto ideológico, no existe la educación ciudadana, y todos acabamos siendo manipulados por miles de verdades contrapuestas que extreman nuestros posibles pensamientos, y por ende, nuestra ideología final.

 



No hace falta nada externo para el sufrimiento de un conjunto de personas, y nos viene preconcebido de la propia naturaleza las diferencias congénitas que nos marcan toda (y nuestra única) vida.

Buscamos la justicia ficticia sobre la imposibilidad real de impartir juicios universales.

Buscamos un sentido existencial en una sociedad sin mayor sentido que la propia casuística estadística.

Lloramos por problemas absurdos y nos reímos del sufrimiento mientras medio mundo sufre bajo estas palabras vacías.

 



Vivimos por seguir el rumbo. Porque es nuestra única oportunidad de hacer algo aunque no lo hagamos.

Escribimos para comunicarnos, y nos comunicamos para llenar al mundo de nuestros propios pensamientos tangibilizados (o algo así), para seguir viviendo.

 



Dime algo que no sepa, joder, maldito ser unicelular. Que permites que todo pueda ser algo y que nada sea falaz.

Hay quienes dicen la verdad, quienes dicen su verdad, quienes mienten. Y otros dicen la verdad.

 



Pd: Hoy el trabajo está siendo muy aburrido.

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