lunes, 22 de marzo de 2010

Grecia, Alemania y las ayudas perdidas.



La recuperación de Grecia nos influye a todos. A los países periféricos mucho más claro, ya que podemos decir que somos los segundos en la cola. Hoy en día todos se fijan en Grecia, pero el problema persistiría aun cuando Grecia pudiera solventar todos sus problemas si el resto permaneciésemos igual.


La situación griega no empeora, así como el resto de las economías del mediterráneo, que siguen en una crisis entornando el ciclo alcista con ciertas dificultades de tipo estructural bajo la manta. ¿Qué es lo que motiva pues los cambios en las perspectivas futuras, expuestas visiblemente a través de los beneficios o perdidas de las bolsas de estos países? Pues la ayuda o abandono que estas economías pueden sufrir a manos de sus coetáneos Europistas, los países de la eurozona que están mejor posicionados.


No es de extrañar por tanto que ante noticias como esta, en donde Alemania se limpia las manos ante el problema y deja caer que debe ser el fondo monetario internacional quien reparta las ayudas, las bolsas de estos países bajen.


El desplante de Alemania no es nuevo, y lo cierto es que soy bastante critico con ello. Uno no debe esperar que un país, per se, ayude a otro obligado por unas leyes que no quieren realmente acometer. Pero entonces ¿De que sirve la UE? ¿No era una verdadera unión económica? ¿No queríamos aproximar las economías para mejorar la estabilidad de conjunto?


Mucho se habla de la posibilidad de que estas economías se vayan de la zona euro. Lo mio es insensato, pero yo me pregunto, ¿no sería más lógico que fuera Alemania quien se fuera? Sobretodo si sigue llevándole la contrario a la autoridad de Bruselas.


Y parto del hecho de que los que más perderíamos, económicamente hablando, seriamos nosotros. Soy consciente de ello. Es la fuerza motora, pero echa los humos hacía los países colindantes y luego se queja de que no podamos ver entre la niebla.


La solución descansa en una reflexión pausada, y en sentarse con Alemania de una vez por todas y aclarar que estamos haciendo, unos y otros.


El papel de las economías más perjudicadas tampoco está exento de criticas. No por el hecho de que sus déficits no se adecuen en base a las descritas por la UE (que deberían adecuarse de forma más ajustada a cada país), sino por el pasotismo político en cifras reales del que hacen gala. Unos falsean datos. Otros no los aportan. Otros parten de visiones poco realistas.


Alemania tiene parte de razón al no querer ser perjudicada por la ineficacia de los demás, y es algo que en si no podemos reprochar.


Por eso, las ayudas no deberían ser, nunca, unas transferencias sin transfondo económico. Se debe exigir, como requisito primario, y también de mayor importancia, que estos países aporten sinceridad. Pero se debe exigir, y también es importante, que todos luchemos a una si no queremos echar la vista atrás y encontrarnos solos.

El largo plazo no es el corto plazo. Y pasan muchas cosas durante los años.

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