viernes, 5 de marzo de 2010

Fundamentos básicos de la crisis: Desenredando el ovillo de lana de una realidad dispar (II)



Si has llegado hasta aquí de casualidad, quizás te convendría leer la primera parte. Gracias.

Crecíamos. Nos endeudábamos si, pero bueno, crecíamos. Obteníamos capital exterior para nuestra actividad económica, pero al menos, crecíamos.

Gran parte del sustento económico se basa en que, gracias a la rentabilidad y el trabajo, puedes endeudarte y que aun así te salga rentable. Pero para ello necesitas tener una rentabilidad (de la actividad económica que vayas a realizar) mayor que el coste de endeudamiento.

El crecimiento que estábamos teniendo llegó a su fin cuando el redimiendo esperado dejo de ser mayor, cuando la gente, las empresas, la demanda, percibió que esto no podía seguir así, que el endeudamiento no podía seguir creciendo porque no podríamos devolverlo en las mismas circunstancias. Todo se frenó, y llegó la crisis.

Pero, de nuevo, volvamos al principio.

Antes de todo ello crecíamos. Y hay dos formas de crecer: aumentando los factores productivos, o aumentando la eficiencia de los factores productivos.

Para un crecimiento sostenible lo bueno es ir mezclando ambas cosas, como en todo, nunca son buenos los extremos. Sin embargo, si miramos hacia ataras vemos que España si se especializó en un tipo de crecimiento, y fue aumentando los factores productivos.

Estos factores productivos son dos, trabajo y capital. Es decir, mano de obra y capital productivo (de todo tipo).

Como dije, la población activa aumentó en ocho millones de personas, tanto por la llegada de inmigrantes, como por la entrada de la mujer al mercado de trabajo.

Y el capital también ha aumentado, en forma de inversiones en construcción.

Ahí lo tenemos. Esa es la base de nuestro crecimiento. El aumento de la población activa y una fuerte expansión en la inversión del sector de la construcción. ¿Por qué la construcción? Bueno, hay muchas teorías al respecto. Se convirtió en un bien especulativo, que llegó a márgenes de construcción tan brutales que daban vértigo, o grima, según se mire.

El problema con este tipo de inversión es que no ofrece verdadera rentabilidad en el servicio productivo. Es necesario, pero hasta unos niveles óptimos. Más no es sino redundar en lo mismo.

De hecho, la única rentabilidad de la inversión era la inflación a la que se veía sometida el activo. No tenia representación “real” en la economía, sólo monetaria.

Y ese es el problema de España. Hemos fomentado la economía basándonos en la cantidad de factores poco productivos. Con una calidad escasa. Una vez que la crisis estalla no tenemos con que defendernos. Lo único que teníamos, lo único en lo que hemos estado trabajando todos estos años ha sido en moles de piedra que son ahora la tumba del propio sector. No podemos competir. No podemos crecer gracias a lo hecho en el pasado.

Hemos perdido el tiempo. Y nuestra calidad productiva no es ni de lejos la del exterior.

No tenemos calidad productiva. Sí, es un problema. Pero de nuevo, sigue siendo la sombra del verdadero problema, que permanece aun un poco más profundo en la realidad económica.

Seguiremos deshilvanando.

2 comentarios:

  1. Información Bitacoras.com...

    Valora en Bitacoras.com: Si has llegado hasta aquí de casualidad, quizás te convendría leer la primera parte. Gracias. Crecíamos. Nos endeudábamos si, pero bueno, crecíamos. Obteníamos capital exterior para nuestra actividad económica, pero a......

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  2. [...] dispar (III) De nuevo, si has llegado hasta aquí de casualidad, te recomiendo leer la primera parte y la segunda parte. [...]

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