miércoles, 28 de octubre de 2009

Por decir algo

A estas alturas ya hay demasiada literatura sobre el origen de la crisis.

Me da en un cierto pavor entrar a una librería y encontrarme un estante lleno de libros que intentan explicar lo mismo con diferentes posturas y palabras. No digo que este mal, la información nunca está de más, pero a veces parece que la crisis es una simple moda que habrá de pasar.

Mucho más interesante me parece el debate sobre lo que se debe hacer (no lo que se debió, eso ya está enterrado en el mundo de los quizás y los sies sin acento).

En primer lugar, el debate es una merca contraposición de opiniones que intentaran buscar sus propias justificaciones. Hay tanta literatura de tantos parcelas del espectro ideológico que la objetividad queda postergada al ejercicio de los casos y problemáticas ideales.

Para las crisis aun no se ha recetado la medicina correcta.

Hay quien piensa que hay que atiborrar al paciente de pastillas a la espera de que alguna funcione y hay quien piensa que deben ser los anticuerpos los que solucionen los problemas para, además, fortalecer el cuerpo. (no se asusten, las analogías con la medicina tienen una larga historia económica, y es que a pesar de los que muchos quieren hacer creer, o al menos, bajo mi opinión, la ciencia económica tiene más de anatomía económica que de física económica).

En cualquier caso, creo que todo el mundo daría todo lo que pudiera dar a los demás siempre y cuando eso no le perjudicara. Como estado, debemos seguir la misma regla.

Por un lado debemos compaginar las soluciones de corto con las de largo plazo. Debemos mantener a las familias en un estado de subsistencia más o menos acomodada, debemos suavizar el ciclo, impulsar el crecimiento y mantener a raya a las variables relevantes (en este caso el empleo, tras el vendrá directamente la producción, y de la inflación no hay demasiado problema si bien hay que echarle un ojo de vez en cuando).

El debate se centra en tres preguntas que habría que tener al menos en consideración personal.

1º- ¿Cuánto queremos intervenir en la economía?

2º- ¿De qué modo queremos intervenir?

3º- ¿Qué queremos conseguir interviniendo?

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